El Covid-19 es algo único que estamos viviendo toda la humanidad al mismo tiempo. Se ha convertido en la gran pandemia de la edad moderna, transformándose en un estresor para gran parte de la población mundial.

El estrés, la ansiedad y las emociones sin regular son problemas que están presentes en cada vez más personas, originados en el aislamiento social y las circunstancias de nuestra vida laboral, económica y familiar a las que nos sometemos debido a la pandemia.

Es tan importante esta adaptación que todos debemos hacer, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha bautizado a estos problemas emocionales y adaptativos a la nueva realidad, como ‘fatiga pandémica’, que se caracteriza por estrés, apatía, desmotivación y un profundo cansancio físico que podemos experimentar traducido como una gran falta de energía.

“Cuanta más fatiga hay, más cansancio, agotamiento y emociones negativas o desagradables se sienten”, explica el catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo General de la Psicología, Antonio Cano.

Los sanitarios son un sector muy afectado por este problema y llegan a tener unos niveles de estrés muy extremos, ya que han estado trabajando y siguen haciéndolo en condiciones que no habían vivido anteriormente, debido a las horas trabajadas, la falta de recursos en algunas ocasiones y el agobio que han podido sufrir

Según algunos de los expertos que han sido los encargados de estudiar este fenómeno en las personas, se trata de una respuesta natural y esperada debido a la crisis de salud pública tan prolongada que estamos viviendo. Además, ha afectado y sigue afectando al 60% de la población europea.

Experimentar estos signos no es señal de patología, simplemente es señal de que nos estamos adaptando a escenarios nunca antes vividos a los que no es fácil acostumbrarse.