¿Tecnología láser: ciencia o ficción?

 

Hoy en día en la moderna medicina del siglo XXI, no se entenderían muchos de los avances sin la participación de ingenieros, físicos, informáticos y de los propios médicos innovadores.

Uno de los desarrollos tecnológicos que ha hecho aparición en esta actual medicina rebosante de tecnología y de ciencia, es la utilización del láser en determinadas especialidades.

Fue Einstein en 1916, quien estableció los fundamentos básicos para el desarrollo de esta energía lumínica al prever que la estimulación de electrones emitiría luz a una determinada longitud de onda.

A partir de aquí la historia cuenta con detalle los pasos en el desarrollo de este tipo de energía, inicialmente de ciencia -ficción y de su posterior aplicación en la medicina y en otros muchísimos campos.

Adentrándonos en el corazón de la medicina resolutiva, tal vez sea en el campo de las patologías que afectan al sistema urinario en donde se han cosechado los mayores logros terapéuticos.

Así por ejemplo, hoy en día la utilización del láser holmium para deshacer los cálculos tanto del riñón como de las vías urinaria, es una exitosa y reconfortante realidad para muchos enfermos que no tienen necesidad ni de sufrir el dolor propio de esta enfermedad, ni tener que experimentar intervenciones quirúrgicas.

Por otro lado, la patología prostática es la más agradecida merced a la sofisticada cirugía, entre otros, con el láser tulio. Con este eficaz y minimalista tratamiento realizado a través del mismo conducto urinario, el crecimiento de la glándula prostática ha dejado de ser un incordio para la calidad de vida de muchos hombres.

Gracias a la actuación benevolente del láser tulio (apenas sangrado, no afecta la calidad sexual…) con una longitud de onda de 2015 nanómetros, la foto-enucleación o extirpación del adenoma prostático ha convertido la cirugía de esta polémica glándula exclusiva del género masculino,  en unas cuantas horas de cómoda y tranquila estancia en la clínica.

Sin duda los láseres presentan una opción segura para diversas patologías. Se trata de una herramienta con un excelente perfil de seguridad y de precisión. Pero esta incesante innovación tecnológica ha de acompañarse necesariamente con otro escenario y conjugarse con un trato exquisitamente humano con los pacientes.

El médico, consciente de la evolución de los tiempos y que cada vez estamos más cerca de esta medicina que vemos en las películas de ciencia-ficción, es el responsable de ser el mejor aliado del paciente y de manejar la tecnología con pericia. La clave, está en hacer uso de las nuevas herramientas para hacer lo mismo, pero de distinta manera. Seguro que Einstein nos aprobaría esta metodología con nota.

 

Dr. Joaquim Gironella Coll

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