Las varices no son solo un problema estético y ya afectan a un 30% de la población española.

Que las varices no son visualmente atractivas es una obviedad. Que son un problema que va mas allá de lo puramente estético no lo es tanto, aunque debería serlo. Esta patología tan “incómoda” cuando llega el buen tiempo puede convertirse en un problema mayor con el paso del tiempo si no se trata debidamente. Ya ahí, empiezan las dudas: ¿Quién las trata?

En primer lugar, hay que realizar un buen diagnóstico para conocer el estado de las venas con precisión, y de esta forma, aplicar el tratamiento más indicado para cada caso. Para ello debemos acudir a un especialista en cirugía vascular, que es quien podrá hacer la mejor valoración.

Como decíamos, esta patología, a priori estética, hay que tratarla lo antes posible porque, de lo contrario, puede degenerar en otras enfermedades más graves como la tromboflebitis. También la aparición de manchas, difícilmente tratables una vez aparecidas, o la trombosis venosa, son habituales. Así pues, es aconsejable ir al especialista en cuanto hagan su infeliz aparición.

Por suerte, se ha avanzado mucho en el tratamiento de este tipo de patología y ya no es siempre necesario pasar por el quirófano. Antiguamente había que plantearse muy en serio la posibilidad de solucionar el problema ya que era una operación complicada con mucho dolor postoperatorio. Pero actualmente la llegada del láser o la microespuma han minimizado estos aspectos hasta casi hacerlos desaparecer.

Algunos profesionales se decantan por la microespuma para esclerosar la vena introduciéndola en la misma. Otros prefieren el efecto del láser para sellar la vena desde dentro. Pero lo cierto es que la combinación de ambas es la opción más completa y permite tratar cualquier tipo de variz.

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