La cataplexia es uno de los síntomas más comunes de la narcolepsia, y se trata de un episodio transitorio de debilidad muscular que se sitúa en el umbral de los trastornos del sueño. Esta se produce por un vínculo entre las amígdalas del cerebro, las cuales son las encargadas de las emociones, con el mecanismo por el cual se puede perder el tono muscular. Todo esto conlleva a que, la persona que la padece se queda sin fuerza en los músculos
Es una enfermedad que puede afectar a todo el cuerpo, aunque existen distintos grados. En algunas ocasiones, quienes lo sufren de forma muy avanzada, pueden llegar a desplomarse, y, otros en cambio son más sutiles, y simplemente se les caen los párpados o se les relaja la mandíbula.
Durante la cataplexia, el afectado mantiene la consciencia en todo momento, aunque puede sentir somnolencia o quedarte completamente dormido si se encontrase en una postura cómoda y relajada.
Esta enfermedad está causada por el déficit de la hormona orexina o hipocretina en el líquido cefalorraquídeo, más concretamente, por la inhibición de las neuronas motoras en la médula espinal, de ahí la pérdida de control de los músculos.
Además, puede estar generada por otras lesiones, malformaciones tumores cerebrales, infecciones encefálicas, accidentes vasculares o enfermedades como la esclerosis múltiple, aunque también puede estar originada de forma genética.
En cuanto a su tratamiento, no tiene cura y se trata con medicamentos, más concretamente con el oxibato de sodio, los estimulantes o los antidepresivos. Este se dirige a controlar los síntomas para permitir el correcto desarrollo de la vida del paciente.