Según la proyección para el 2019 del Observatorio Nacional de la Incontinencia unos 5.000.000 millones de mujeres, un 24 % de la población, padecerían la molesta y antisocial fuga de orina en nuestro país.

Hoy en dia el diagnóstico no neurológico de la incontinencia orinaría pasa sobre todo, por la correcta interpretación del suelo pélvico, esa cavidad anatómica y funcional que podríamos describir como una integración de múltiples pisos de capas musculares con diferentes dominios de control nervioso.

Pero para la solución de este proceso que incomoda a tantas mujeres adultas de todas las edades, la identificación de la fuga de orina no pasa por el simple: me mojo o no me mojo, o de cuantos paños usa al día como mesura, o por el frio examen técnico del suelo pélvico.

Existe una borrosidad, una realidad con una larga escala de grises o grados de la enfermedad, que la afectada y la misma tecnología describirán con múltiples e inconcretas expresiones que condicionaran el éxito del tratamiento.
La idea principal de la lógica borrosa es que el punto de partida es siempre el pensamiento humano, y que este utiliza las socorridas “etiquetas lingüísticas” para describir cosas y situaciones. ¡Vamos¡, que tanto paciente como técnicos pueden explicar con infinidad de matices sus percepciones.

Por ejemplo, soy una mujer de 45 años, fumadora y sólo cuando me resfrío y toso se me escapa la orina. O, soy una mujer de 60 años, sin la regla, mantengo en forma la musculatura del suelo pélvico y no puedo aceptar que al hacer ejercicio algunas gotitas de orina mojen mi ropa interior.
La incontinencia orinaría de ambas mujeres puede ser o no serlo. ¿La primera mujer se consideraría como no incontinente respecto a la segunda y viceversa?. Ambas interpretan su problema a su manera.
Para el especialista, cuando la fuga de orina ha pasado la fina línea que separa la incontinencia de ser o no ser, verá surgir ante sí la borrosidad o grisura de los múltiples giros de la incontinencia de orina.

Está claro que estamos ante una disposición que demanda más datos, más hechos. De nada nos servirá afirmar que el 24 % de las mujeres padecen incontinencia de orina si no podemos individualizar cada caso para evaluar y cuantificar si cabe, la imprecisión o la incertidumbre de los síntomas.
Como explica el Dr. Jaume Gil Aluja, experto mundial en la incertidumbre, la cuestión que se plantea, es que disponer de mayor información no quiere decir contar con más hechos. Con más información si se describen mejor los hechos, pero no tienes imágenes claras sobre ellos.

En definitiva, en esta fastidiosa enfermedad, el pensamiento borroso nos introduce con más precisión en el grado de realidad del desbordamiento urinario que la paciente afectada refiere, y al mismo tiempo nos ayuda a interpretar con más veracidad los datos que nos proporciona la tecnología.

La fuga de orina existe, es cierta, pero en la imprecisión del mundo real de la incontinencia pueden coexistir casi tantos grados de esta como de mujeres afectadas. De esta manera, con el análisis borroso de cómo se presenta la enfermedad, grado y veracidad ayudarán al médico especialista ajustar los tratamientos a la realidad de cada paciente.

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Dr. Joaquim Gironella Coll
11/06/2019